La Escritora

Caldero de Brujerías Creativas

Eva Furnari vive repartida entre dos mundos. Uno es el mismo que el nuestro, de supermercados, cuentas por pagar y e-mails que contestar. El otro es un mundo imaginario, donde bullen personajes carismáticos, graciosos y levemente melancólicos: figuras como el conejo poeta Felpo Filva, el inventor accidental Lolo Barnabé y la brujita Zuzu, sorprendida todo el tiempo por los extraños poderes de su varita mágica.

El acceso a este mundo de creación es un misterio para la misma Eva. “Me concentro, me imagino un lugar y veo qué personajes aparecen, en un proceso que no es racional”, explica. Pero para los lectores, el camino es más simple.

Los libros de la autora se encuentran desparramados por librerías, bibliotecas y escuelas en todo Brasil. Son más de 60 títulos, que en conjunto han vendido más de 3 millones de ejemplares, no sólo en Brasil sino también en México, Ecuador, Guatemala, Bolivia e Italia. En Inglaterra, Felpo Filva fue traducido hace poco como Fuzz McFlops por la prestigiosa editorial Pushkin Books. Las obras de Eva también fueron galardonadas con el premio principal de la categoría, incluyendo siete Jabutis, el premio de libros más tradicional brasileño.

Eva posa con su hermana mayor, Laura, a quien dedicó el libro Anjinho (Angelito)
Eva posa con su hermana mayor, Laura, a quien dedicó el libro Anjinho (Angelito)

Eva Furnari nació en Roma, Italia, en 1948. Pero se trasladó a São Paulo aún pequeña, a los dos años. De niña ya le gustaba dibujar y garabateaba todo el día. De adolescente, hizo cursos para desarrollarse y más tarde estudió arquitectura en la Universidad de São Paulo. Concluyó la graduación con un estudio sobre libros de imágenes sin texto, y después de licenciada fue a enseñar artes en el Museo Lasar Segall.

Pero pese a toda esa afinidad con el universo estético, la idea de usar el trazo como oficio sólo apareció después, a principios de la década de ‘80. Eva había dejado el trabajo en el museo y andaba buscando algo que le garantizase la subsistencia. La respuesta llegó una tarde, cuando hojeaba un libro infantil en una librería de la ciudad de São Paulo. “Eso es una cosa que yo sabría hacer”, recuerda haber pensado, mirando los dibujos de una publicación alemana.

Foto de 1980, la época en que publicó sus primeros libros
Foto de 1980, la época en que publicó sus primeros libros

La idea en un principio no era crear libros propios, pero sí ilustrar obras de otros autores, hasta que la editorial Ática le encargó cuatro libros enteros de una sola vez. “El resultado fue muy malo, me quedé muy insatisfecha”, dice Eva. Según la autora, su trazo era duro y la creatividad quedó al fin limitada por la presión del estreno.

Pero lectores, críticos y la propia editorial tuvieron una impresión diferente. Las obras fueron bien recibidas, y poco a poco los libros propios se fueron multiplicando junto con los trabajos de ilustración. El periódico Folha de S. Paulo pasó a publicar una tira semanal con aventuras de la Bruxinha (Brujita).

Del trazo al texto

En 1993, diez años después del estreno, hubo un nuevo salto en la carrera de Eva. “Yo estaba concentrada, imaginaba situaciones para la Bruxinha (Brujita), cuando aparecieron otros personajes – un grupo de otros personajes”, nos cuenta. “Al principio rechacé todo eso porque buscaba otra cosa. Pero ellos insistieron, insistieron, hasta que dije: bien, sea, ¿qué queréis?…”

Eva dibujando una tira cómica para el suplemento infantil Folhinha en 1982, acompañada por sus hijos.
Eva dibujando una tira cómica para el suplemento infantil Folhinha en 1982, acompañada por sus hijos.

Lo que querían era hacer parte de una historia mucho más compleja que todo lo que la autora había creado hasta ese momento: una narración que pedía más que imágenes – pedía texto. Y no el texto simple y puntual, que ya figuraba en obras anteriores, pero un guion amplio e intrincado, que constituiría un gran reto para Eva.

“Yo, cuando era niña, tenía ocho grados de hipermetropía, pero no lo sabía, no usaba gafas. Entonces vivía en un mundo de imágenes, ya que simplemente no era capaz de ver las letras de la mayor parte de los textos. Por eso leía muy poco y rara vez escribía”. La solución fue sentarse y estudiar. Y hacer borradores, escribir y reescribir, un método que se convertiría en una constante en el proceso creativo de Eva. “Hoy en día es muy claro para mí que el que se transforma en artista no es el que tiene la habilidad, y sí el que tiene ese deseo intenso de hacerlo. Van Gogh es un claro ejemplo de eso”, dice. “Desde niña siento que tengo que hacer cosas, que crear. Y tengo mucha energía para eso. Para la creación no hay pereza. Para otras cosas, sí”.

Fueron tres meses de dedicación exclusiva, incluso con préstamos de la hermana para cubrir las facturas sin tener que aceptar otros trabajos que le desviaran la atención. El proyecto tuvo por resultado el libro A bruxa Zelda e os 80 docinhos (La bruja Zelda y los 80 dulces) y el surgimiento de un estilo que se destacaría en la obra de la autora a partir de entonces: dibujo y texto que platican entre sí y se complementan, rellenos de humor inteligente y único.

Todo es hilvanado con una discreta ironía que, a veces, cuestiona costumbres y valores establecidos en nuestra sociedad – convenciones artificiales que frecuentemente, a los ojos de Eva y seguramente también a los de sus pequeños lectores, se revelan extrañas y despropositadas.

A lo largo de los años, el trazo de la autora también se fue deshaciendo de las convenciones, los moldes y las amarras en un desarrollo continuo. La inspiración para ese proceso vino, en gran medida, de los propios lectores. “Los niños toman los dibujos de mis libros y los copian, y los copian con la libertad que viene de la falta de conocimiento… ¡Esos dibujos infantiles son increíbles! Tienen un humor genuino, que no es sólo el humor de la situación, es un humor del trazo, del uso del material, un humor estético.”

Eva no dejó pasar la oportunidad y siguió el ejemplo de los niños. Y así vinieron dibujos más sueltos, personajes que coquetean con lo absurdo y lo surrealista, casi siempre vinculados a situaciones específicas, a menudo creadas de un vistazo, sin borradores que las antecedan. “Por momentos hago hincapié en no pensar. Si pienso demasiado, dejo de percibir la emoción”.

Esa técnica impulsiva, según Eva, funciona mejor para cuentos cortos y juegos de palabras como los de Listas fabulosas, Você Troca? (¿Tú lo Canjeas?) y Zig zag. Sin embargo, si la misión es crear narrativas largas, el proceso es más complejo y lleva borradores y más borradores, horas y horas de meditación creativa en ese mundo particular de la autora – algo que, para ella, constituye no sólo un placer, sino también uno de los sentidos más grandes de la existencia.

“Gran parte de mi vida se dirige hacia eso. Siempre estoy pensando en cómo hacer las cosas de modo más eficaz para tener más tiempo de creación. Por eso soy una persona cada vez más organizada, porque el mundo exterior, con todos sus compromisos, no favorece la interiorización necesaria para crear”, explica.

Y hay personas que no entienden: “¿Cómo? ¿Tú trabajas los fines de semana, en vacaciones, no tienes tiempo para divertirte?”, preguntan. No entienden que para Eva Furnari no hay nada más divertido que deambular por el universo de la familia Gorgonzola, de la bruja Zelda, de Felpo Filva y de tantos por venir por ahí…

TOMÁS CHIAVERINI
es escritor y periodista y conversó con Eva en 2014

 

MINIBIOGRAFIITA
(que salió medio larga…)

Eva Furnari nació en Roma, Italia, en 1948. Llegó a Brasil a los dos años de edad y vive en São Paulo hasta hoy día.

En 1976 se graduó de la Universidad de São Paulo en Arquitectura y Urbanismo. Fue profesora de artes en el Museo Lasar Segall de 1974 a ‘79. En los años ‘80 colaboró como dibujante en diversas revistas y recibió el Premio Abril de Ilustración en 1987. Durante cuatro años publicó semanalmente historias de la Bruxinha (Brujita) en el suplemento infantil del periódico Folha de S. Paulo. Comenzó su carrera de escritora e ilustradora en 1980 y ya publicó más de 60 libros.

A fines de 2014 el título Felpo Filva, que ya tiene más de 250.000 copias vendidas en Brasil, fue publicado en Inglaterra por Pushkin Books. Sus libros también han sido traducidos en México, Ecuador, Guatemala, Bolivia, Italia. Eva participó en la Feria Internacional de Ilustradores de Bratislava en 1995 y en varias ocasiones en exposiciones de ilustradores brasileños organizadas por la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil (FNLIJ), en la Feria del Libro Infantil de Bolonia. Participó también en la Honour List del International Board on Books for Young People – IBBY, el consejo internacional del libro para jóvenes), un órgano consultivo de la Unesco para literatura infantil, con el libro O feitiço do sapo (El hechizo del sapo), en 1996.

Muchos de sus libros han sido adaptados para el teatro: Lolo Barnabé, Pandolfo Bereba, Abaixo das canelas (Debajo de las canillas), Cocô de passarinho (Caca de pajarito), A bruxa Zelda e os 80 docinhos (La bruja Zelda y los 80 dulces), A Bruxinha atrapalhada (La Brujita alborotada), Cacoete (Tic) y Truks (Trukos), el último recibió el premio Mambembe en 1994. Otros libros han inspirado películas de animación como Trudi e Kiki y Godofredo. En 2014 el SESC São Paulo organizó una gran exposición interactiva basada en su obra, Otrapalhaçãa, que comenzó en la ciudad de Ribeirão Preto, pasó por las ciudades de Catanduva, Araraquara, Taubaté y Bauru y fue visitada por más de 70.000 personas.

A lo largo de su carrera, Eva Furnari recibió varios premios. Entre ellos, siete premios Jabuti de la Cámara Brasileña del Libro (CBL): Mejor Libro Infantil por Felpo Filva y Mejor Ilustración por los libros Truks (Trukos), A bruxa Zelda e os 80 docinhos (La bruja Zelda y los 80 dulces), Anjinho (Angelito), O Circo da lua (El Circo de la luna), Cacoete (Tic) y Felpo Filva. Ha sido premiada nueve veces por la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil (FNLIJ) y recibió el Premio de la Asociación de São Paulo de Críticos de Arte (APCA) por el conjunto de su obra.

Desde 2012 publica sus libros exclusivamente por la Editorial Moderna, Grupo Santillana. Esa asociación entre la autora y la editorial resultó en la creación de la Biblioteca Eva Furnari, una colección compuesta por siete sellos que incluyen aproximadamente cincuenta títulos entre obras inéditas, reformuladas y reeditadas. Más información disponible en www.bibliotecaevafurnari.com.br

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